Un análisis realizado por la Oficina de Investigación de Accidentes Marítimos del Reino Unido (MAIB) puso de relieve los riesgos críticos asociados con las caídas al agua en condiciones de frío extremo. Según el estudio, que abarca 20 incidentes ocurridos entre 2017 y 2021, la tripulación de un buque tiene un promedio de menos de 11 minutos para rescatar a una persona que ha caído al mar antes de que ésta deje de responder debido a las bajas temperaturas. En situaciones donde el agua es aún más fría o el estado del mar es agitado, este tiempo de respuesta puede reducirse drásticamente a tan solo 4 o 5 minutos, indica Gard.
Guía de la OMI para la supervivencia en aguas frías
En respuesta a estos peligros, la Organización Marítima Internacional (OMI) emitió la «Guía para la supervivencia en aguas frías» (MSC.1/Circ.1185), dirigida principalmente a la gente de mar. Ésta subraya la importancia de comprender cómo reacciona el cuerpo humano ante la exposición al frío extremo y cómo se pueden mitigar los efectos adversos del estrés térmico en tales situaciones.
La exposición repentina al agua fría provoca una serie de respuestas fisiológicas que complican la supervivencia. Inicialmente, el cuerpo experimenta un shock por frío, lo que provoca una respiración incontrolada y un aumento del ritmo cardíaco. Esta fase inicial es extremadamente peligrosa, pero suele durar solo unos minutos, después de los cuales la persona puede recuperar cierto control mental y físico.
Sin embargo, la incapacitación por frío es un riesgo inmediato que se presenta poco después de la inmersión. Las extremidades, especialmente las manos, pierden rápidamente su funcionalidad, lo que dificulta o imposibilita abrochar un chaleco salvavidas, agarrar una línea de rescate o sujetarse a un objeto flotante. Además, la hipotermia se convierte en una amenaza creciente a medida que el cuerpo pierde calor más rápido de lo que puede producirlo, debido a la alta conductividad térmica del agua fría.
Fases de la hipotermia
La hipotermia puede progresar rápidamente en aguas frías, y se clasifica en tres fases:
Leve: Temperatura corporal central entre 32 °C y 35 °C, caracterizada por escalofríos intensos, ansiedad y un pulso acelerado. Aunque la persona sigue consciente, su capacidad de actuar se ve comprometida.
Moderada: Temperatura corporal central entre 28 °C y 32 °C. En esta fase, los escalofríos disminuyen, la respiración se vuelve más débil y los movimientos son lentos. La somnolencia y la desorientación pueden llevar rápidamente a la indiferencia y la pasividad.
Grave: Temperatura corporal inferior a 28 °C. La producción de calor del cuerpo prácticamente cesa y las constantes vitales disminuyen significativamente, lo que puede resultar en la pérdida de consciencia y la muerte sin un rescate inmediato y adecuado.
Gard comenta que el tiempo de supervivencia en aguas frías depende de múltiples factores, incluyendo la temperatura del agua, la constitución física de la persona, su tolerancia al frío, el tipo de ropa que lleva puesta, y su capacidad para mantenerse a flote y conservar calor. Además, la respuesta conductual, como la postura y la «voluntad de sobrevivir», juega un papel crucial en la prolongación del tiempo de supervivencia.
Para tener en cuenta
La OMI recomienda que la gente de mar revise la «Guía para la supervivencia en aguas frías» como parte de su formación en preparación para estas emergencias.
Entre las recomendaciones más destacadas están:
- Planificación previa: Conocer la ubicación del equipo de supervivencia y planifique sus movimientos de emergencia.
- Uso adecuado del equipo: Uso de un chaleco salvavidas y varias capas de ropa antes de abandonar un buque, y trate de evitar la inmersión directa en el agua si es posible.
- Estrategias en el agua: En caso de caer al agua, conservar la mayor cantidad de calor corporal posible y evite nadar a menos que sea absolutamente necesario.
La recuperación de una persona en aguas frías es una tarea compleja que requiere una respuesta rápida y coordinada. Incluso con un chaleco salvavidas, el rescate puede ser difícil, y la incapacidad por frío puede impedir que la persona colabore en su propia recuperación. Por ello, la preparación y el entrenamiento adecuados son esenciales para aumentar las posibilidades de supervivencia.
Fuente: Mundo Marítimo