El puerto de Buenaventura es el puerto más importante de Colombia. No sólo porque según la Superintendencia de Transporte, durante 2019 fue el principal puerto importador con un 35,2% del total nacional de toneladas importadas, sino porque es nuestro principal puerto en el Pacífico y puerta de entrada a la región del mundo con mayor crecimiento proyectado para los próximos 30 años. Sin embargo, si no tomamos acciones rápidas y contundentes su competitividad se verá amenazada.
El sector marítimo mundial ha venido concentrando las navieras en grandes alianzas, con el objetivo de alcanzar economías de escala, mayor eficiencia e incrementando la consolidación de la carga, de tal forma que se optimice el uso de la flota. Esto ha generado que las navieras deban operar con embarcaciones de mayor tamaño, con alta capacidad de contenedores, requiriendo que los puertos incrementen su profundidad para recibir estos buques. En particular, los principales puertos de la costa pacífica de América, desde Manzanillo en México, hasta San Antonio en Chile, la mayoría cuentan con profundidades cercanas o superiores a los 16 metros. La mayoría, excepto Buenaventura, que tiene la menor profundidad de todos, con 13,5 metros en bahía externa y 12,5 metros en bahía interna.
Esta brecha, plantea serias dificultades para la competitividad del puerto de Buenaventura y para el desempeño comercial de Colombia en el mercado internacional y doméstico. La principal dificultad radica en que el principal puerto del país puede perder su ventaja estratégica de ser un puerto hub o centro de conexiones marítimas, a convertirse en un puerto feeder o alimentador de otros puertos. Lo anterior, debido a que Buenaventura no podría atender los buques de alta capacidad que transitan por el pacífico americano. Esto implicaría una pérdida de conectividad directa con los mercados internacionales, lo cual se traduce en sobrecostos en las exportaciones e importaciones como consecuencia del incremento en fletes y tiempos de espera.
Uno de los efectos más preocupantes de no contar con las profundidades optimas, es la pérdida de la ventaja estratégica de conectar la carga de transbordo. Esta, corresponde a la carga que tiene como destino final otros puertos internacionales y que requiere llegar a Buenaventura para embarcarse en buques de mayor capacidad para luego seguir su ruta. Guardando las proporciones, para el puerto de Singapur la carga de transbordo representa 85% de su operación en contenedores, dado que está conectado con 600 puertos en más de 120 países.
De acuerdo con la Superintendencia de Puertos y Transporte de Colombia, entre 2018 y 2019 esta modalidad de carga para el Puerto de Buenaventura registró una disminución de 54%. Esto se atribuye en gran parte, a la entrada en operación en agosto de 2019 del Puerto de Posorja en Guayaquil – Ecuador, con profundidad de 16,5 metros.
Muchos se preguntarán qué se está haciendo para profundizar el canal de acceso. La verdad es que se ha hecho mucho. Las terminales portuarias, el gobierno local, nacional y todas las fuerzas vivas del Valle del Cauca han estado preocupados y trabajando por darle solución a este tema. En este momento la ANI estudia una iniciativa privada -que cuenta con un avance importante- para hacer el dragado e igualmente se ha considerado hacerlo por obra pública. Sin embargo, lo que se ha hecho hasta el momento no es suficiente. Desafortunadamente, en este caso el tiempo juega en contra y cada día que pasa se acentúa la pérdida de competitividad.
Se deben tomar acciones que permitan tener una única ruta para que, usando todas las contraprestaciones que genera el puerto, se avance en la estructuración técnica, legal y financiera de la factibilidad del proyecto, e iniciar cuanto antes la profundización superior a 16 metros del canal de acceso. No podemos olvidar que hasta ahora los recursos generados por este se han utilizado en otras regiones del país, pero que hoy, Buenaventura los necesita para la realización de esta obra.
Los beneficios de tener un puerto insertado en las principales rutas marítimas internacionales sobrepasan ampliamente los costos de esta inversión. El de Buenaventura no es sólo de los bonaverenses, ni de los vallecuacanos, es de los colombianos, por lo que su competitividad y el resto de sus asuntos debe ser un problema prioritario para todos.
Es indudable que la competitividad del puerto requiere de otros factores adicionales al dragado que generen mayores eficiencias en costo y tiempo, como lo son los corredores viales y lograr una logística más eficiente. En tal sentido, es muy importante consolidar la doble calzada Buga – Buenaventura. Integrando estas obras de infraestructura, con adecuaciones físicas y procesos modernos y eficientes, lograremos superar barreras históricas para lograr finalmente, un mayor dinamismo de la actividad productiva local, regional y nacional impulsando así la reactivación económica y social de nuestra región y de Colombia.
Fuente: LaRepublica