El presidente de Maersk para Latinoamérica y el Caribe, Antonio Domínguez, subraya la urgencia de reducir la brecha de precios entre los combustibles verdes y los combustibles fósiles a nivel mundial, insistiendo en que, para avanzar hacia una economía descarbonizada, se requiere no solo de progresos tecnológicos, sino también de mecanismos regulatorios que equiparen las condiciones entre ambos tipos de combustibles. “Es imperativo adoptar estrategias que faciliten el cambio hacia combustibles de bajas emisiones, asegurando una transición justa que no socave la equidad competitiva”, comenta Domínguez.
El transporte marítimo, responsable de cerca del 90% del comercio mundial, también genera aproximadamente el 3% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Aunque se han dado pasos importantes, como la incorporación de buques con motores de combustible dual capaces de utilizar metanol de bajas emisiones, Domínguez señala que se requiere un mayor impulso para adaptarse a los combustibles verdes.
Entre las soluciones propuestas destaca el Mecanismo de Equilibrio Verde (GBM, por sus siglas en inglés), presentado por el World Shipping Council ante la Organización Marítima Internacional (OMI). Domínguez explica el procedimiento de la siguiente manera: “(El GBM) aplica un precio a los combustibles fósiles y luego destina los fondos a los combustibles verdes, de modo que el costo promedio del combustible sea aproximadamente igual. El precio y la asignación de fondos se calculan anualmente, en función de la cantidad de uso de combustibles verdes y los precios del mercado”. Añade además que: “El mecanismo también incluye un marco para crear un fondo paralelo destinado a proyectos de Investigación, Desarrollo y Demostración, así como a iniciativas de mitigación climática, con el objetivo de garantizar una transición justa y equitativa”.
Oportunidades locales
Para Latinoamérica, el GBM representa una oportunidad estratégica. “La región alberga rutas marítimas clave, como el Canal de Panamá, y posee abundantes recursos naturales que podrían impulsar la producción de combustibles verdes. Con un potencial significativo para la generación de energía solar, eólica y de hidrógeno verde, Latinoamérica podría capitalizar la demanda mundial de combustibles de bajas emisiones, posicionándose como líder en esta nueva industria”, declaró el ejecutivo, que también añadió que este desarrollo no solo alinearía a la región con las regulaciones internacionales y diversificaría sus economías, sino que también la establecería como una pieza importante en el mercado global de combustibles de bajas emisiones.
A pesar de los beneficios, la transición enfrenta desafíos. Los altos costos iniciales para desarrollar la infraestructura necesaria en algunos países de la región podrían representar un obstáculo, así como los posibles efectos inflacionarios derivados de un mecanismo de precios de gases de efecto invernadero. Domínguez aclara que: “para abordar este desafío, es necesario un sistema de feebate que distribuya el costo adicional de los combustibles verdes entre los combustibles fósiles. El objetivo es generar suficientes ingresos para cubrir la brecha de precios sin aumentar significativamente los costos de transporte”.
Finalmente, el presidente de Maersk para Latinoamérica y el Caribe subrayó la importancia de una respuesta coordinada por parte de los países latinoamericanos para superar estos desafíos y asegurar que las regulaciones locales estén alineadas con los estándares internacionales. Asimismo, podrían ser necesarios incentivos gubernamentales y apoyo internacional para facilitar la transición hacia una economía verde, en línea con los objetivos del Acuerdo de París de alcanzar emisiones netas cero para 2050.
“La transición hacia una economía verde ya no es una opción; es una necesidad. Latinoamérica tiene la oportunidad de liderar este cambio, diversificar su economía y contribuir de manera significativa a la lucha global contra el cambio climático”, finalizó Domínguez.
Fuente: Mundo Marítimo