Un plan de Estados Unidos que podría beneficiar a la región, incluyendo a Ecuador, despierta debates, análisis y expectativas en expertos económicos y dirigentes empresariales en el país.
Se trata de una nueva iniciativa del gobierno de Donald Trump en la que utilizaría incentivos financieros para alentar a las empresas estadounidenses que tienen sus instalaciones de producción en Asia para que las trasladen hacia los Estados Unidos, América Latina y el Caribe.
El proyecto podría generar inversiones desde $30 000 millones hasta los $50 000 millones en los países del continente americano, según dijo Mauricio Claver-Carone a la agencia Reuters, y agregó que la infraestructura, la energía y el transporte podrían ser las primeras áreas potenciales de enfoque.
Claver-Carone es uno de los principales asesores latinoamericanos de Trump y candidato a la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cuyas elecciones serán en septiembre próximo, para lo que tendría el apoyo de quince países de la región, incluido Ecuador.
Según el último informe de la Oficina de Análisis Económico del Departamento de Comercio de los Estados Unidos, hay unas 35 000 grandes empresas (cada una con activos por $25 millones o más) de capitales estadounidenses operando en otros países del mundo. En total, emplean a 14,3 millones de personas.
Más de 17 800 están en Europa. En América Latina y el Caribe hay unas 5900, un poco menos que en Asia, donde hay unas 6500, de las cuales 1700 están en China.
Sin embargo, ¿qué tan factible es que algún porcentaje de estás inversiones llegue a Ecuador?
A criterio de Alberto Acosta Burneo, editor de Análisis Semanal, el país no estaría preparado para recibirlas y serían mayormente aprovechadas por otros países con mejores ambientes y condiciones que interesen a los inversionistas como Colombia, Perú o Chile. Aunque añade que primero hay que ver si la iniciativa de Estados Unidos se concreta.
En 2019 Ecuador atrajo solo $966 millones de inversión extranjera, mientras que Perú y Colombia captaron $5512 millones y $14 493 millones, respectivamente.
Acosta ve un problema de incentivos en el país, al señalar que se premia el consumo y se castiga a la inversión a través de un esquema tributario que está alejado del resto de sistemas de la región lo que hace que producir en el Ecuador sea costoso.
Indica que la carga corporativa en Ecuador alcanza el 42,6 % que supera el promedio regional de 31,6 %. En esta carga corporativa se incluyen el impuesto a la renta, el impuesto a los dividendos personales y la participación de trabajadores. Hay otros desincentivos como el impuesto a la salida de divisas (ISD), que según el experto, bloquea el libre flujo de los capitales y hace que estos prefieran quedarse en el exterior.
A esto se suma un exceso de regulación estatal y la carencia de competitividad frente a otros países de la región, pues Ecuador tiene menos acuerdos con mercados externos, como por ejemplo con Estados Unidos, su principal socio comercial e impulsor de la iniciativa.
“Las empresas que quieran ubicarse en el Ecuador, en este caso, es para producir para el mercado estadounidense, pero nosotros tenemos un acceso con recargos, con castigos a ese mercado, porque no hemos querido firmar un acuerdo comercial”, lamenta el editor de Análisis Semanal.
Mientras, Pablo Arosemena, presidente de la Federación de Cámaras de Comercio del Ecuador y de la Cámara de Comercio de Guayaquil, señaló que para poder atraer estas inversiones Ecuador debe abrir su economía para aprovechar estas oportunidades.
Para esto, añade, se necesita mejorar el entorno regulatorio y generar condiciones de competitividad. “Lo primero que verá una empresa al decidir dónde poner sus fábricas es la estabilidad de las reglas para hacer negocios, el costo laboral y luego el marco regulatorio”, analiza Arosemena, quien enumera las cuatro principales barreras para atraer inversiones:
La alta carga impositiva y arancelaria: el arancel promedio en Ecuador es 9,5 %. En Colombia es 3,2 %, mientras que en Perú 1,1 %.
Código laboral obsoleto y nada flexible: Ecuador es el quinto país en el mundo con peor esquema de contratación laboral; además tiene el segundo salario mínimo más alto de la región.
Tramitología: Ecuador ocupa el puesto 137 de 141 países en prevalencia de barreras no arancelarias.
Marco regulatorio: la imposición de impuestos por parte del Gobierno ahuyenta a las empresas extranjeras y hace imposible la planificación.
Caterina Costa, presidenta del Comité Empresarial Ecuatoriano (CEE) y de la Cámara de Industrias de Guayaquil, indica que más allá de las políticas que se apliquen desde Washington para que esta iniciativa se concrete, y que sin duda tiene fines geopolíticos, es importante que en Ecuador se generen las reformas necesarias para que se convierta en un destino importante de inversiones.
“A nuestro país históricamente ha llegado menos el 1 % de toda la inversión extranjera que llega a América del Sur, por lo tanto, es fundamental la mejora de dicho entorno”, sostiene Costa, quien apunta a temas mucho más de fondo, que involucran acciones prontas y oportunas tanto del Ejecutivo como del Legislativo.
Algunas son el avance en los procesos de acuerdos comerciales con México, Alianza del Pacífico y Estados Unidos, reforma laboral y de la seguridad social; también del mercado de valores y al Código Monetario, que permitan la llegada de capitales del resto del mundo, reducir y/o eliminar los aranceles para materias primas y bienes de capital, entre otros.
Fuente: ElUniverso