El camarón pomada busca grandeza

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Hace un año era solo un anuncio, hoy productores y exportadores de camarón pomada están listos para iniciar un plan que les dé una mayor identidad ecoamigable y con ello un mejor reconocimiento y paga a nivel internacional.

“Si no evolucionamos corremos el riesgo de que nos ganen la batalla”. Con estas expresiones Verónica Dahik, gerente general de la exportadora Natluk y presidente de la Comisión de Exportadores de Camarón Pomada, define su determinación para dar vida a un proyecto que comenzó a incubarse hace dos años y que busca la certificación internacional, Marine Stewardship Council (MSC). Antes era una aspiración de evolucionar, hoy la exigencia del mercado externo lo hace necesario. Sin esa etiqueta, que los avale como un producto sostenible, no podrán seguir exportando.

5.000 familias dependen de esta actividad que genera un encadenamiento productivo.

Hace dos meses se inauguró oficialmente este plan, que parte de una iniciativa privada, pero que ya ha conseguido que la Cámara Nacional de Pesquería (CNP) lo dirija y lo administre.

Jimmy Anastacio, asesor económico de la CNP, explica que se ha arrancado con un proceso de reingeniería para evaluar los pendientes y lo hecho hace unos años para con ello    diagnosticar la problemática de la pesquería y establecer una hoja de ruta y determinar el costo que tendrá el proyecto, que inicialmente el sector privado se ha comprometido a financiar.

“El mundo está exigiendo estos etiquetados, que provienen de certificaciones que son orgánicas, de sostenibilidad, inocuidad y hay que seguir esa tendencia para no quedarnos atrás”, refiere Dahik. Las 9 de las 16 empresas exportadoras que al momento se han unido a este proyecto saben que con ello pueden demostrar al mundo cuánto están cuidando este recurso y así mejorar los precios.

La certificación, que para proteger la especie demanda de análisis de stock, manejo de vedas, entre otros, no es rápida de obtener. Requiere de mucho trabajo y del involucramiento de todos los actores: desde el pescador más pequeño y    grande hasta de las autoridades del Gobierno, porque se requiere un buen manejo de la parte documental.

Luego de que se oficializara su inauguración, el sector ya cuenta con una ONG que se encargará de armar el plan de trabajo. Para esto deberá reunirse    con las entidades del gobierno, el Instituto de Investigación Acuicultura y Pesca (IPIAC), la Subsecretaría de Pesca, los armadores pesqueros, artesanales y exportadores. Es una etapa que podría tomar 5 años.

En ese tiempo esperan estar bien encausados para lograr la certificación MSC que es la más importante a nivel mundial. Una segunda etapa de evaluación y maduración que podría tomar otros 5 años más.

Una de las primeras tareas que hará el sector es un análisis biológico    del recurso, financiar todos los estudios que el IPIAC debe hacer, porque hay mucha pesca ilegal, el mayor reto. Al no tener una certificación es difícil demostrar el proceso de trazabilidad del producto (las medidas de control al que se somete desde que se captura hasta que se vende).

Hay países que todavía reciben la pesca no certificada, pero de aquí a unos tres años eso no pasará. El consumidor, explican exportadores del sector, es cada vez más exigente con lo que consume. Un ejemplo es Europa, donde solo se acepta exportaciones sostenibles.

Jorge Luis Baidal, representante de los Armadores de Barcos Pomaderos de Posorja, asegura que la pesca de pomada sigue siendo rentable. Genera unos $ 60 millones anuales en exportación para el país. Es un producto que se exporta en un 95 % y apenas un 5 % es de consumo interno.    De la actividad pomadera dependen más de 5.000 familias que trabajan en las compañías, peladoras, transportistas, tripulantes, pescadores artesanales.

$60 millones son los ingresos promedios anuales que genera el sector. El 95% de la oferta se exporta Plan. Nueve de 16 exportadores ya se han unido al proyecto.

La paga para los pescadores de parte de las exportadoras varía de acuerdo con la temporada:    los precios van de acuerdo con la talla del camarón que a medida que crece, el precio mejora; se puede arrancar entre 0,30 y 0,50 centavos hasta 0,90 o un $ 1 la libra.

Baidal dice que el proceso de certificación facilita la comercialización del producto y garantiza un mejor ingreso, por eso hace un llamado a que más actores del sector se unan a la iniciativa.

Fuente: Diario Expreso

 

 

Guardado en:  Ecología | exportaciones
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