Estados Unidos estudia la adecuación de infraestructuras y mano de obra para fabricar chips en Costa Rica, México y Panamá

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La administración de Joe Biden implementó una estrategia para impulsar la fabricación de semiconductores en Estados Unidos, que algunos actores denominan “chip diplomacy” («diplomacia del chip»). Un reportaje del NY Times indica que este plan busca atraer inversiones extranjeras en la producción de chips en el país norteamericano y colaborar con otros países  “amigos” como Costa Rica, México y Panamá, en el caso de América Latina, para establecer fábricas y completar el proceso de manufactura de este producto clave para la industria digital y electrónica. .

Un aspecto crucial de esta estrategia se desarrolla fuera de las fronteras estadounidenses, con la administración trabajando con socios internacionales para asegurar que estas inversiones sean duraderas. Este enfoque busca mitigar las preocupaciones de seguridad relacionadas con China, que está aumentando su producción de chips mientras mantiene tensiones políticas con Taiwán, un hub global de tecnología. Además, se pretende reducir los riesgos de futuras disrupciones en la cadena de suministro de chips, evidenciados durante la pandemia y la guerra en Ucrania.

La estrategia también apunta a la tecnología de energía verde, como baterías de vehículos eléctricos, paneles solares y turbinas eólicas. China es un actor dominante en estos sectores. Según Biden, ese dominio representa una cuestión de seguridad nacional y derechos humanos, debido a la fabricación en Xinjiang, donde presuntamente se obliga a trabajar a miembros de grupos étnicos musulmanes.

Entre números y números 

En tres años de la administración, Estados Unidos ha atraído inversiones por valor de US$395.000 millones en semiconductores, base para la fabricación de chips y componentes electrónicos, y US$405.000 millones en tecnología ecológica y energía limpia. Empresas de Japón, Corea del Sur, Taiwán y Europa están invirtiendo en Estados Unidos. Un ejemplo es SK Hynix, fabricante surcoreano de chips, que está construyendo una fábrica de US$3.800 millones en Indiana.

El Departamento de Comercio, bajo la dirección de la Secretaria Gina Raimondo, ha jugado un papel clave, asignando US$50.000 millones para la investigación, desarrollo y fabricación de chips. Raimondo ha liderado estudios sobre las cadenas de suministro de chips y discutido oportunidades de inversión en viajes a Costa Rica, Panamá y Tailandia.

Reformar las cadenas de suministro para depender menos de Asia es un desafío, señala el NY Times. Las fábricas de chips en Asia Oriental ofrecen tecnología avanzada, una mayor reserva de ingenieros y costos más bajos. Taiwán produce más del 60% de los chips del mundo y casi todos los más avanzados. En comparación, la industria estadounidense podría enfrentar una escasez de hasta 90.000 trabajadores en los próximos años.

A pesar de estos desafíos, se espera que las nuevas inversiones cambien las cadenas de suministro globales. Un informe de mayo de la Asociación de la Industria de Semiconductores y el Boston Consulting Group prevé que la cuota de Estados Unidos en la fabricación mundial de chips aumente al 14% en 2032, frente al 10% actual.

Laborioso proceso 

La Ley de Chips incluye US$500 millones anuales para crear cadenas de suministro seguras y proteger la tecnología de semiconductores. El Departamento de Estado está utilizando estos fondos para estudiar la adecuación de infraestructuras y mano de obra en varios países. Actualmente, participan en el programa Costa Rica, Indonesia, México, Panamá, Filipinas y Vietnam, con la incorporación de Kenia en proceso.

Fuente: Mundo Marítimo

Guardado en:  ESTADOS UNIDOS
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