Al menos a corto plazo, Ecuador no tendrá apuros con sus obligaciones de deuda. El país no es atractivo para la inversión y el déficit fiscal es grave. Aunque instituciones especializadas como Standard&Poor’s y Fitch han mejorado la calificación crediticia, Ecuador aún se considera un país riesgoso para invertir y con recursos limitados para cubrir el funcionamiento básico del Estado.
A pesar del paso adelante dado con la renegociación de una parte de la deuda externa y el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), incluso los nuevos papeles canjeados con los tenedores son todavía “bonos basura”, es decir, el país aún está lejos de alcanzar el llamado ‘Grado de Inversión’ del que se benefician países como Chile, Perú, México, Panamá, Uruguay, Aruba, Colombia, entre otros. Así lo explica Jaime Carrera, miembro del Observatorio de la Política Fiscal.
Cuidar el déficit fiscal
Para mantener la positiva tendencia a la baja del riesgo país, que inició el 10 de septiembre pasado, con una reducción de 1.900 puntos en un solo día, la administración de Lenín Moreno, pero sobre todo la del próximo presidente, no debe repetir los mismos vicios que se profundizaron entre 2014 y 2019, cuando el déficit fiscal (que se da cuando los gastos nacionales son mayores que los ingresos) fluctuó entre $4.000 y $6.000 millones.
En otras palabras, se deben generar los consensos necesarios para que, tanto la sociedad civil como los políticos, apoyen una optimización del tamaño del Estado, con el fin de no continuar gastando más de lo que podemos pagar.
La fórmula se repite
El Observatorio de la Política Fiscal insiste en la fórmula que plantean los empresarios, productores y analistas nacionales e internacionales: se deben impulsar reformas en el mercado laboral y una simplificación del sistema tributario para impulsar el crecimiento del sector privado.
Carrera recordó que el gasto público desmedido y populista creó los déficits que el Ecuador ha logrado ‘tapar’ con $17.375 millones en bonos recientemente renegociados. Sin embargo, el monumental crecimiento del endeudamiento no sirvió para pavimentar el camino al desarrollo porque, entre 2015 y 2019, el país apenas creció a un ritmo promedio del 0,5%
“Gran parte de esos recursos se dilapidaron en corrupción, en gasto corriente, en cimentar el populismo y, en general, se despilfarraron de manera infame”, acotó.
En este sentido, la meta sería ir reduciendo el hueco fiscal desde los próximos dos años, debido a que 2020, por efectos de la pandemia, nos dejará un déficit de más de $8.000 millones.
¿Por qué bajó el riesgo país el jueves?
El índice de riesgo país mide la capacidad o voluntad de una economía para honrar sus obligaciones externas y es el reflejo del precio al que se cotizan los bonos de esa economía en los mercados internacionales. Si los inversionistas consideran que un país no va a pagar un bono en las condiciones establecidas al momento de la emisión y, por tanto, están dispuestos a vender ese bono con un descuento considerable, entonces el riesgo país sube.
José Hidalgo, director general de la Corporación de Estudios para el Desarrollo (Cordes), recalcó que eso es lo que ocurría con los bonos ecuatorianos que estaban en circulación antes de la renegociación.
El riesgo país cerró en la semana entre el 7 y 11 de septiembre en 948 puntos.La mala situación se consolidó con el desplome del precio del petróleo y la caída de los ingresos tributarios. Por eso, el acuerdo con el FMI, y la reestructuración de una parte de la deuda externa, mejoraron las perspectivas sobre nuestra capacidad de pago, al menos, entre 2020 y 2022 (pagos nulos o mínimos de intereses).
Sin embargo, Ecuador continúa, junto a Argentina y Venezuela, dentro del top 3 de las economías con más riesgo país.
Fuente: LaHora
