«No se trata de un nuevo impuesto, es un anticipo». Con esa frase, el ministro de la Producción, Iván Ontaneda, ha tratado de justificar en las últimas horas que el anticipo del impuesto a la renta (IR) decretado por el Gobierno no debe ser visto como otra carga impositiva, sino bajo el concepto de «empresarios ayudando» a otros.
Analistas económicos y sectores empresariales creen que la medida no es la más atinada en medio de este escenario de crisis, pues consideran que no solo afectará directamente a los 1188 contribuyentes que deberán pagar el anticipo, sino que tendrá efectos colaterales.
El Decreto Ejecutivo 1109 establece que ese anticipo deberá ser pagado por personas naturales y sociedades que hayan obtenido utilidades de enero a junio de 2020, y quienes en el ejercicio fiscal 2019 percibieron ingresos brutos en un monto igual o superior a cinco millones de dólares.
En el decreto se indica que los sujetos pasivos que sean micro, pequeñas o medianas empresas no estarán obligados a pagar el anticipo.
Francisco García, presidente de la Cámara de la Pequeña Industria del Guayas, dice que aunque se crea que la medida no tendrá un impacto en este sector, sí lo habrá, porque hay micro y pequeñas empresas que son proveedoras de las grandes compañías.
«Las empresas grandes, al tener que sacar ese dinero, porque deben sacarlo de caja (para pagar el anticipo), inmediatamente van a tener que recortar otros gastos. Las micro y pequeñas empresas proveen servicios. Con esta situación, lamentablemente va a seguir el desempleo, porque algunas microempresas seguirán decreciendo», señala.
García considera que el anticipo del IR no es algo que incentiva la economía en estos momentos, sino que la complica más.
En el Comité Empresarial Ecuatoriano (CEE) se alude que la medida es como «quitarle oxígeno al enfermo». Roberto Aspiazu, director de ese gremio, sostiene que de acuerdo con datos preliminares, las ventas en julio serán inferiores a junio.
Alberto Acosta Burneo, de la publicación Análisis Semanal, afirma que actualmente se vive una crisis de iliquidez, donde la afectación ha sido generalizada y todos tienen algún grado de impacto por la cuarentena.
«Sacar liquidez del sector productivo lo que va a hacer es agravar los problemas de empleo y demorar la recuperación económica», asevera Acosta, quien agrega que hoy se necesita inyectar recursos a las empresas y no lo contrario.
Jorge Ayala, de Bizwell Consulting Group, cree que falta algo de creatividad en el manejo de política tributaria para generar recursos sin que esto implique quitarle más a los mismos que siempre contribuyen.
«Se está solucionando un problema de flujo de caja momentáneo, no un problema estructural de recaudación», señala.
Ayala plantea que en vez de que el impuesto se pague en función de las fechas establecidas, se establezca acorde con la constitución de la compañía para que así el Estado no solo tenga un pico y caída de recaudación en marzo y abril, sino que podría tener recaudación todo el año.
Pero también hay preocupación por el hecho de que este Gobierno hará uso de recursos que podrían generar problemas el próximo año, cuando ya haya otro Gobierno. «No deja mesa servida, sino que se come parte de la comida, se trata de tapar un hueco hoy para dejar otro para el próximo año», indica Acosta Burneo.
El precandidato presidencial Guillermo Lasso expone su preocupación sobre este aspecto en su cuenta de Twitter: «Está creando un problema financiero al próximo Gobierno, al anticipar impuestos que deberían ser pagados en abril del 2021». (I)
Datos
-Con el anticipo al impuesto a la renta, el Gobierno espera recaudar al menos $280 millones que serán destinados a los sectores vulnerables, especialmente para financiar programas de alimentación y salud, y para fortalecer la iniciativa Reactívate Ecuador.
-El pago del anticipo para este 2020 debe realizarse hasta el 14 de agosto. Los contribuyentes podrán pagar la totalidad o en tres cuotas iguales: la primera hasta el 14 de agosto, la segunda hasta el 14 de septiembre y la tercera hasta el 14 de octubre.