En las últimas décadas, las terminales de contenedores han sido construidas para prestar servicio en una industria de rápido crecimiento con múltiples clientes, a partir de unas dinámicas bien conocidas.
Los operadores de terminales se hallaban en una posición de control, ya que contaban con una gran capacidad y una localización que resultaba esencial para las empresas navieras.
Los clientes no eran entonces tan demandantes como ahora, por lo que podían centrarse más en la capacidad disponible que en la propia actividad y el servicio. Sin embargo, en los últimos diez años, el negocio del transporte de contenedores ha experimentado cambios drásticos, según recoge la última publicación de Kalmar.
Los nuevos buques son mucho más grandes de lo que razonablemente podría pensarse una década atrás, al mismo tiempo, las alianzas y fusiones están llevando a una consolidación de las líneas navieras en pocos, pero destacados actores.
Todo esto tiene su extensión en las terminales de contenedores, que están obligadas a afrontar los desafíos a nivel de ingeniería y operaciones que les son impuestos, desde lo referente al tamaño de los buques hasta el alcance de las grúas o la capacidad de estiba de contenedores.
Para mantener su competitividad, las líneas navieras siguen construyendo buques cada vez más grandes, lo que está afectando negativamente a las terminales de menores dimensiones. El resultado de ello es que los buques de menor tamaño son desplazados a estas instalaciones, que están reemplazando los que solían operar por otros más grandes.
Este efecto cascada supone que las terminales de todo el mundo cuentan ahora con un menor número de clientes, pero mueven un mayor número de contenedores por buque. En los viejos tiempos, una terminal podría gestionar unos 200,000 TEUs anuales para una sola naviera.
Si de repente esta demanda aumenta hasta los 1, 000,000 TEUs debido a las alianzas y a los megabuques, puede ser bueno para la instalación, pero solamente si es capaz de gestionarlo, y generalmente hay más probabilidades de que no pueda.
Una terminal de contenedores no es una línea de producción, sino un almacén. Si las necesidades varían tanto cada año, no se puede reforzar la capacidad como en una factoría física, con nuevas líneas de ensamblaje o más personal, por lo que las instalaciones ya no pueden seguir atendiendo a sus clientes de la misma manera ni servir de enlace entre los diferentes modos de transporte.
Fuente: Revista Embarcado
http://www.embarcado.net/la-sobrecapacidad-de-las-terminales-de-contenedores-es-un-mito/