La cadena logística está ‘patas arriba’ por el coronavirus, pero esta no es la primera vez que el suministro de carga se ve afectado por una crisis global, por lo que navieras, puertos y logísticos desde el primer día han estado implementando medidas para sobrellevar los desafíos de esta crisis en particular.
Lo que sí es atípico son las restricciones sanitarias que limitan el contacto e interacción humana. Esta crisis es sin precedentes de manera transversal en todas las industrias y los trabajadores de la cadena logística han sentido el impacto fuerte y directo.
Tal es el caso de las tripulaciones de las embarcaciones de carga marítima, quienes están ‘atrapados’ en sus naves, sin posibilidades para desembarcar y regresar a sus países de origen. Como no existe un protocolo sanitario único dictaminado por una organización universal, son las autoridades locales de los países las que determinan las reglas para que los tripulantes puedan desembarcar. Es ahí donde se produce un conflicto entre autoridades sanitarias gubernamentales y ejecutivos corporativos, donde el único perjudicado es el tripulante cuyo único deseo es regresar a casa.
Preocupados por las tripulaciones del mundo ‘atrapadas en alta mar’, Mundo Marítimo conversó en exclusiva con Niels Bruus, Head of Marine HR Maersk Line, quien compartió las medidas y acciones que la danesa está realizando para repatriar a sus tripulantes. «El compromiso que han mostrado nuestros tripulantes para mantener la cadena logística activa ha sido sobresaliente, por decir lo menos, pero no podemos esperar que esto continúe. Necesitamos crear una línea visible para cada uno de los tripulantes de cuándo pueden regresar a sus seres queridos, esa es nuestra principal prioridad», expresa el ejecutivo de la naviera.
Sanitizados y olvidados
Para Bruus el problema ya está comenzando a escapar de las capacidades que la naviera tiene para resguardar el bienestar de los trabajadores a bordo y velar por su sano regreso a casa. «Nuestros protocolos sanitarios contemplan la limpieza de las naves y procedimientos para asegurar el distanciamiento social entre los tripulantes. Pero la decisión de mantenerlos a bordo ya ha alcanzado un punto crítico donde necesitamos acción inmediata por la fatiga que ha provocado en ellos estar embarcados por tantos meses», resalta el ejecutivo.
El problema es que hay países que tienen protocolos en curso y otros donde no y lo cierto es que esa ha sido la tónica de la pandemia y los protocolos de acción en todo momento. La situación es dinámica y cambia día a día, con realidades muy dispares en cada región del globo. «Aunque la pandemia está bajo control en Europa, la situación es diferente en otras áreas del mundo, desarrollándose cada día y estamos utilizando cada oportunidad que se nos presenta. Pronto esperamos compartir buenas noticias provenientes de Latinoamérica”, dice el ejecutivo de la danesa, quien agrega que “hemos estado viendo que cada vez más países y puertos se abren al recambio de tripulantes, pero aún se necesita más para normalizar la situación y permitir que aquellas personas con contratos extendidos puedan regresar a sus hogares».
Esenciales pero rechazados
Bruus revela que uno de los principales problemas frente a las gestiones de repatriación de tripulantes ha sido el rechazo de parte de las autoridades -en países de todas partes del mundo- de entregar asistencia médica a los marineros o autorizar sus papeles de repatriación debido a las condiciones de salud, tanto física como mental que presentan. «Hemos tenido casos donde un tripulante sufría un cuadro de ansiedad combinado con depresión. Nuestro equipo médico aconsejó que recibiera tratamiento psicológico, pero debido a las restricciones locales por Covid-19 del puerto donde se encontraba el buque, no se pudo concretar una visita médica. Las autoridades locales no permitieron el desembarque del tripulante en ninguno de los puertos de recalada de la embarcación. Eventualmente, la nave fue desviada hacia otro país donde, afortunadamente, la persona pudo desembarcar y recibir el tratamiento necesario», relata el ejecutivo de recursos humanos de la danesa.
«Tal como establece la IMO en su llamado de este mes, las naciones deben tratar a los marineros como trabajadores esenciales. Nuestros colegas en alta mar están asegurándose de que las cadenas logísticas se mantengan funcionando para el beneficio de la economía global, comercio internacional y puestos de trabajo en el mundo entero. Realmente necesitamos estar ahí para ellos y también entregarles el apoyo que requieren cuando lo requieren», puntualiza el ejecutivo de Maersk.
Apoyo en la tormenta
Hay aproximadamente 400.000 tripulantes ‘varados’ en alta mar. En junio se produjo el recambio de unos 100.000, principalmente en puertos de países donde hay protocolos funcionando y que, además, cuentan con aeropuertos abiertos y funcionando. Los 300.000 que restan ser repatriados están a bordo de sus respectivas naves. Bruus detalla que en el caso de Maersk Line, la compañía ha puesto a disposición de los tripulantes recursos adicionales para su bienestar emocional, con apoyo de profesionales, además de aumento de ancho de banda, para que puedan mantener contacto con sus familias; acceso a apoyo psicológico para tripulantes y marineros y sus familias; aumento del presupuesto de comida y bebidas; aumento en el presupuesto de ítems de bienestar. «Lo que realmente importa es que los tripulantes logren llegar a casa lo antes posible. Estamos haciendo todo lo que podemos para lograrlo. Han hecho un excelente trabajo durante todo este tiempo».
«Le hemos fallado a nuestros tripulantes»
Desde el otro lado de la vereda, los puertos también están conscientes de la importancia del recambio de las tripulaciones. «Le hemos fallado a nuestros tripulantes al no haber visibilizado la importancia de su trabajo ante los gobiernos locales», dice Juan Carlos Croston, VP Marketing & Corporate Affairs, Manzanillo International Terminals, en un sentido mea culpa de toda la industria.
El problema está en que, a pesar de estar enfrentando un problema común, no hay un diálogo centrado en los tripulantes. «No hay una estandarización de protocolos, tanto marítimos ni sanitarios», revela Croston, quien destaca que es la ‘parte técnica de cómo hacerlo’ donde fallan los sistemas. «En algunas partes del mundo han logrado establecer ciertos protocolos para el recambio de tripulantes, como es el caso de Singapur, que elaboró un documento y lo está aplicando, junto con algunos puertos de Europa y El Caribe. El tema es que no hemos hecho visible el tema para quienes toman las decisiones en este respecto», agrega el ejecutivo de MIT-PAN, quien es además presidente de la Caribbean Shipping Association