Tras aumentar un 5,4% en el primer semestre, los embarques en la ruta Trasatlántico en dirección oeste sólo consiguieron incrementarse un 0,5% en el tercer trimestre de 2019, el menor crecimiento trimestral desde los últimos tres meses de 2016. Los retornos de octubre fueron mejores y, a fines de ese mes, la tasa de crecimiento del año hasta la fecha todavía registraba un 3,7%. Las importaciones de Estados Unidos aumentaron 4,4% en comparación con 2018, mientras que los bienes para los mercados canadiense y mexicano registraron menores ganancias de 1,5% y 28% respectivamente.
Una de las razones de la desaceleración fue el menor número de envíos de componentes para vehículos de motor a las plantas de Estados Unidos. Las ventas de automóviles nuevos en Estados Unidos alcanzaron un récord en 2015, con compras por un total de 17,5 millones de unidades. A pesar de la solidez de la economía, la disminución del desempleo y el aumento de la confianza de los consumidores, se ha producido un descenso gradual de las cifras de ventas, y es probable que este año la cifra ascienda a 16,9 millones.
Una explicación de esta tendencia es que después de muchos años de fuertes ventas, muchos consumidores americanos están ahora conduciendo vehículos que no necesitan ser reemplazados tan a menudo. Los vehículos más nuevos tienden a ser más duraderos y a aguantar más tiempo que los coches fabricados incluso una o dos décadas antes.
Un nuevo problema
A principios de octubre, la OMC autorizó a Estados Unidos a aplicar nuevos aranceles del 25% sobre importaciones de la Unión Europea (UE) por US$7.500 millones, tras una disputa de 15 años por las subvenciones ilegales a los aviones concedidas a Airbus, la empresa aeroespacial europea. Washington había solicitado originalmente permiso para aplicar los aranceles a un total US$11.000 millones en bienes. Los artículos afectados van desde el vino, el queso, los yogures y el aceite de oliva hasta trajes de lana fina, jerseys, ropa de cama e incluso ropa de noche para mujeres.
Los nuevos aranceles entraron en vigor el 18 de octubre y, por lo tanto, entre la decisión de la OMC y la fecha de aplicación hubo muy poco tiempo para adelantar cualquier envío, a menos que fuera por vía aérea.
De acuerdo a Drewry el «ojo por ojo» podría continuar ya que la UE ha amenazado con tomar represalias contra las mercancías de los Estados Unidos y se espera que la OMC decida en algún momento del próximo año qué aranceles pueden imponerse contra los Estados Unidos por sus subsidios a Boeing.
Los volúmenes en el trayecto en dirección este entre enero y octubre aumentaron en un 2,9%, lo que se traduce en 50.000 TEUs adicionales en el curso de 10 meses. Casi dos quintas partes de esos contenedores adicionales fueron cargadas con resina enviada desde la Costa del Golfo, donde las ganancias hasta la fecha han registrado más del 17%. Se han establecido nuevas plantas de resina a lo largo de la costa del Golfo, impulsadas por el acceso al gas de esquisto de bajo costo producido en la región. Además, está en camino una mayor capacidad de producción de resina, lo que debería asegurar que los volúmenes globales hacia el este continúen creciendo en 2020.
Recientemente, el crecimiento de la capacidad de espacios para contenedores ha superado el crecimiento de la demanda, pero no en grado excesivo como para causar inestabilidad en las tarifas. De hecho, los tarifas spot en dirección oeste se han mantenido estables durante los últimos ocho meses y los niveles actuales están unos US$300 por encima de lo que estaban hace un año.
Para Drewry en el momento en que las guerras de tarifas se vuelven factor, el pronóstico de la demanda futura se convierte en una ciencia difícil ya que no se puede estar seguro de cómo reaccionarán los consumidores. Sin embargo, dada la actual fortaleza de la economía estadounidense y los altos niveles de confianza de los consumidores, proyecta que el transporte marítimo de productos de primera necesidad seguirá creciendo el próximo año en torno a un 3%.
Fuente: Mundo Marítimo