Los recursos energéticos renovables de Chile podrían suministrar 70 veces la capacidad actual de generación eléctrica del país y producir hasta 160 millones de toneladas (Mt) anuales de hidrógeno limpio para 2050, según la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde adoptada por el gobierno. Según Reuters, este plan eleva la capacidad de los electrolizadores, en funcionamiento o en desarrollo, a 5 GW para 2025 y 25 GW para 2030, y fija un precio para el hidrógeno limpio de entre US$0,8 y US$1,1 por kilo para finales de esta década.
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Chile representa aproximadamente la mitad del potencial de producción de hidrógeno de bajas emisiones anunciado en la región.
Cabe destacar que la estrategia nacional está respaldada por importantes financiamientos para promover la inversión en hidrógeno limpio, entre ellas un fondo de US$245 millones del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y el Banco de Desarrollo del Estado de la República Federal de Alemania (KfW), un préstamo de US$150 millones del Banco Mundial y otro de US$400 millones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Christiaan Gischler Blanco, jefe especialista en Energía del BID, explica que “al producir este nuevo combustible que no sólo se puede generar en el norte y el sur de Chile, se pueden utilizar electrones para dividir la molécula de agua en hidrógeno y oxígeno y luego el hidrógeno producido se puede exportar en forma de amoníaco y metanol limpios. Eso es lo que cambia las reglas del juego”.
Corfo, ha inyectado US$50 millones de fondos públicos en seis proyectos de hidrógeno con el fin de alcanzar una capacidad acumulada de electrolizadores de 396 MW para 2025. Estos correrán a cargo de Enel Green Power, Air Liquide, Engie, GNL Quintero, CAP y Linde, y se espera que atraigan inversiones por valor de US$1.000 millones para producir más de 45.000 toneladas anuales de hidrógeno limpio, según la Organización del Hidrógeno Verde.
Diferentes vías
América Latina genera alrededor del 60% de su electricidad a partir de fuentes renovables, el doble de la media mundial, debido principalmente a la energía hidroeléctrica, que representa el 40% de la generación de electricidad. A corto y medio plazo, los países de la región serán exportadores netos de hidrógeno limpio, descarbonizadores locales o actores focalizados, o una combinación de estos, según el informe conjunto del Foro Económico Mundial y Accenture “Acelerando la economía del hidrógeno limpio en América Latina”.
De este modo, la región podría satisfacer entre el 25% y el 33% de la demanda mundial en 2030, seguida de Australia (22%-31%) y África (9%-13%), afirma Jörgen Sandström, director de Transformación de Ecosistemas Industriales del Centro de Energía y Materiales del Foro Económico Mundial.
Oportunidades difieren según el país
México y Colombia pueden aprovechar la gran demanda existente de hidrógeno de las refinerías de petróleo, en tanto, la industria del mineral de hierro de Brasil (que representa el 90% del comercio de mineral de hierro de América Latina y el Caribe) podría desarrollar hierro reducido directamente (DRI) alimentado por hidrógeno, mientras que Chile podría utilizar el hidrógeno para descarbonizar su sector minero, así como exportarlo a otros lugares.
En tanto, la industria naviera panameña podría convertirse en un hub de combustibles marítimos de bajas emisiones y ya se ha fijado como objetivo que el 5% del bunkering proceda de derivados del hidrógeno para 2030, según la AIE.
Sobre la base de los proyectos anunciados, América Latina y el Caribe (ALC) podrían producir 7 millones de toneladas de hidrógeno de bajas emisiones para 2030 pero, según la AIE, sólo alrededor del 0,1% de esos proyectos están en funcionamiento, en construcción o han alcanzado una decisión final de inversión (FID).
Obstáculos para el hidrógeno
América Latina se enfrenta a retos similares a los observados en otros lugares a la hora de construir su economía limpia del hidrógeno, como la escasa inversión y la baja demanda, las posibles distorsiones derivadas de la masiva Ley de Reducción de la Inflación (IRA) de EE. UU. y la poca coordinación entre los productores regionales.
Los exportadores de hidrógeno tendrán que demostrar que el hidrógeno es limpio según la definición de los países de destino. Por ejemplo, los productos destinados a Europa deberán cumplir la normativa de la Unión Europea. Aunque un esfuerzo coordinado en toda América Latina ayudaría a construir un mercado unificado desde cero, las diferencias regionales lo hacen improbable.
“Un problema que tiene América Latina es la falta de cohesión. Ningún país es lo suficientemente grande como para producir hidrógeno, especialmente hidrógeno verde, a una escala en la que sea rentable”, afirma Rubio, y agrega que “tiene que haber algún tipo de cooperación regional para que este mercado despegue de verdad”.
Fuente: Mundo Marítimo