De acuerdo con el último reporte de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) sobre los efectos del coronavirus (Covid-19) en el comercio internacional y la logística, la pandemia ha afectado tremendamente a la industria aérea y el transporte terrestre de Latinoamérica.
Según la base de datos Data+ de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), en mayo de 2020 los indicadores mundiales de carga aérea (toneladas-kilómetros de carga (FTK) mostraron caídas interanuales del 62,1%.
En el caso de Latinoamérica, Argentina, Brasil, Chile y Colombia presentaron una disminución promedio del 46%. Esta menor caída, en comparación con el registro mundial, se explica por la baja participación de la logística aérea en el comercio internacional de la región. Por esto motivo, ante un alza en la demanda y la urgencia de productos esenciales, algunas aerolíneas transformaran temporalmente sus aviones de pasajeros en cargueros aéreos, con lo que aumentaron los factores de capacidad y aminoraron la caída.
La CEPAL reportó que «la incertidumbre sobre la evolución de la pandemia y las medidas que deberá implementar la industria para retomar sus actividades, sumada a las precarias condiciones financieras de muchas empresas antes de la pandemia, ha llevado a la industria aérea a la peor crisis de su historia».
Según la Asociación del Transporte Aéreo Internacional (IATA), desde el inicio de año hasta mayo, las aerolíneas perdieron casi la mitad de su valor de mercado a nivel mundial y en Latinoamérica la caída llegó al 70%. Asimismo, indicó que la pérdida neta de las aerolíneas en 2020 podría alcanzar los US$84.300 millones.
Este impacto ha llevado a diversas aerolíneas a solicitar apoyo financiero. Sin embargo, esta medida ha tenido un alcance relativamente limitado, puesto que varias aerolíneas de la región, como Aeroméxico, Avianca y LATAM se vieron obligadas a iniciar procesos de reestructuración financiera.
«El impacto de la pandemia en los niveles de deuda de las aerolíneas y sus posibles consecuencias sobre las rutas atendidas, las frecuencias y las tarifas de los servicios pueden tener efectos negativos en la conectividad de los territorios extremos y la asequibilidad de sus servicios. Ello se debe a que muchas zonas insulares, alejadas o de difícil acceso dependen de los servicios aéreos para la movilidad de sus habitantes, la logística de sus cargas y la llegada de turistas», añadió la CEPAL en su reporte.
Transporte terrestre
De la misma forma se ha visto afectada la movilización de carga por transporte terrestre. El informe señala que pese que el transporte por camión es crucial para satisfacer la demanda de artículos esenciales, se observó una menor actividad como consecuencia de la pandemia.
A nivel regional se prevé que la disminución de la facturación anual de las empresas del sector en 2020 alcanzaría al 20%, proyecciones que coinciden con la caída del volumen transportado durante la primera mitad del año.
Desde marzo a mayo de 2020, entre los países que registraron disminuciones se encuentran Bolivia (-50%), Perú (-50%), República Dominicana (-48%), Argentina (-46%), México (-45%), Chile (-38%), Brasil (-36%), Colombia (-29%). Mientras que, desde el 25 de febrero al 28 de junio destacan Panamá (-29%), Guatemala (-26%), Costa Rica (-25%), El Salvador (-21%), Honduras (-15%) y Nicaragua (-2%).
Esta disminución del volumen total transportado por camión se explica principalmente por la menor actividad económica y la paralización de sectores vinculados a la construcción, el turismo, el transporte de combustibles y las autopartes.
Adicionalmente, otro elemento que ha incidido en la menor actividad es el aumento de la duración de los ciclos de operación. Los tiempos de carga, descarga y tránsito han aumentado a raíz de medidas como barreras sanitarias. También se han generado demoras adicionales por problemas de facilitación de procesos, desconocimiento de protocolos de tránsito o la restricción de los plazos de permanencia de conductores extranjeros en cada país.
Además, al mismo tiempo que han disminuido los ingresos por las bajas de los fletes, han aumentado los retornos en vacío por la falta de carga en ambos extremos de la cadena de suministro. Igualmente, se ha acentuado el distanciamiento temporal de los pagos, reduciendo la liquidez de los transportistas.
En ese contexto, la logística urbana y el comercio electrónico han sido fundamentales para la continuidad operativa de las actividades urbanas, favoreciendo la distribución de alimentos y bienes necesarios.
«Se debe avanzar en la facilitación del comercio y de la logística internacional. Una logística eficiente y fluida es fundamental para asegurar el suministro oportuno de insumos y alimentos, así como para reducir distorsiones y sobreprecios que afectan desproporcionadamente a la población más vulnerable», remarcó la CEPAL.
Fuente: MundoMarítimo