El transporte marítimo es una pieza clave de la economía mundial, con 50.000 buques que transportan el 90% de la carga mundial. Pero el sector contamina mucho, por lo que necesita soluciones innovadoras para frenar los niveles de emisiones, sobre todo porque las entregas del comercio marítimo se triplicarán de aquí a 2050. Ahora es el momento de invertir en combustibles y puertos alternativos. De hecho, el sector aspira a ser carbono neutral al 2050. Pero la gran duda es si se podrán alcanzar estos objetivos, reporta Forbes.
Para alcanzar su ambiciosa meta, Maersk ha encargado al menos 13 nuevos buques que utilizarán exclusivamente combustibles neutros en carbono y que serán entregados entre 2023 y 2025. La naviera se propone operar las naves con metano electrónico o biocombustibles carbono neutrales. Pero será difícil porque la producción de metano tiene que aumentar.
Una vez en alta mar con sus nuevas embarcaciones, Maersk afirma que sus niveles de CO2 se reducirán en un millón de toneladas o un 3%, una reducción considerable de sus actuales niveles de CO2 de 33 millones de toneladas. Invierte en metano ecológico producido a partir de biomasa sostenible, así como en biodiésel y amoníaco ecológico, que no produce gases de efecto invernadero.
«Hemos fijado un nuevo objetivo para 2030 en consonancia con la senda de 1,5 ºC de la iniciativa Science Based Targets (objetivos basados en ciencia). Y también para 2030, nuestro objetivo es contar con ofertas ecológicas líderes en la industria para los clientes, incluido el 25% de la carga marítima transportada con combustibles ecológicos, el 90% de las operaciones ecológicas para la logística de contratos y la cadena de frío, y al menos el 30% de la carga aérea transportada con combustible de aviación sostenible», afirma Søren Skou, director ejecutivo de Maersk.
Combustibles ecológicos
En sus Perspectivas de la Economía del Hidrógeno, Bloomberg New Energy Finance afirma que el hidrógeno verde para centrales eléctricas y transporte podría abastecer el 24% de la demanda mundial de energía en 2050, reduciendo al mismo tiempo los niveles de CO2 en un 34%. Pero los precios del combustible -generado por la energía eólica y solar- deben bajar significativamente para ganar cuota de mercado.
Hasta entonces, el amoníaco verde es un paso intermedio para las navieras: un combustible que la energía eólica y solar pueden producir y que los motores tradicionales o las pilas de combustible pueden utilizar. DNV GL predice que la adopción generalizada del combustible de amoníaco comenzará en 2037, y se espera que represente el 25% de la combinación de combustibles marítimos en 2050.
El problema: los buques actuales no están equipados para utilizarlo, y la producción de amoníaco verde para fabricar fertilizantes o productos químicos es un proceso intensivo en carbono. Pero Samsung Heavy Industries, Lloyd’s Register y MAN Energy Solutions están desarrollando un buque que funcione con amoníaco.
El largo recorrido
Los puertos de Long Beach y Los Ángeles quieren llegar a ser cero carbono en 2030, y ya están comenzando a descarbonizar sus equipos. Además, los dos puertos se han unido al de Shanghai (China) para crear el primer corredor marítimo ecológico transpacífico del mundo. El objetivo es reducir los gases de efecto invernadero utilizando buques que operen con combustible libre de carbono para 2030.
Pero, ¿qué pasa con el uso de créditos de carbono para compensar las emisiones? Según este sistema, se conceden créditos a los expedidores si producen menos contaminantes de los que permite la normativa, créditos que pueden vender a aquellas empresas que no puedan alcanzar esos resultados. Es esencial para las navieras, que utilizan combustibles poco eficientes y de baja calidad. Un sistema de comercio de este tipo les implora que lo hagan mejor.
Por ejemplo, Europa obliga a las empresas de servicios públicos, las aerolíneas y los fabricantes a comprar permisos por cada tonelada de carbono que emiten, permisos con un precio lo suficientemente alto como para motivarles a invertir en las mejores tecnologías disponibles para evitar dichas emisiones. La Comisión Europea añadió a la lista a las navieras en diciembre de 2022, lo que obliga al sector marítimo a comprar permisos de carbono para cubrir el 40% de sus emisiones en 2024 y el 100% en 2026. El acuerdo suma todas las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de los viajes europeos, pero sólo la mitad en el caso de los internacionales.
El sector marítimo tendrá que recorrer un largo camino para llegar a cero emisiones netas. Maersk ha marcado el ritmo con buques modernizados que pueden funcionar con combustibles más limpios. Y los puertos de Los Ángeles y Long Beach contribuyen electrificando sus infraestructuras, mientras que Europa obligará a los expedidores a comprar permisos de contaminación y créditos de carbono. Ahora es el momento de actuar por el clima, para mantener las temperaturas bajo control y garantizar el crecimiento a largo plazo de la industria marítima.
Fuente: MUNDO MARÌTIMO